Cómo usar un champú sin sulfatos

Independientemente de que sea con o sin sulfatos, usar un champú no debería ser nada del otro mundo, ¿verdad? Desde luego que inquieta eso de que haya que aprender a usar un champú como si se tratase de algo novedoso, cuando llevamos lavando nuestra cabeza desde niños y sin mirar instrucciones. Pero no te preocupes, porque si bien vamos a enseñarte Cómo usar un champú sin sulfatos, esto no significa que sea una labor complicada, sino simplemente que a veces cometemos algunos fallos que, evitándolos, nos permiten mejorar la limpieza y ahorrar champú. ¿Quieres verlo?

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Cómo usar un champú sin sulfatos

Realmente el uso del champú sin sulfatos no difiere en mucho de lo habitual en el uso de un champú con sulfatos. El proceso para aplicarlo y para lavarse la cabeza es exactamente el mismo aunque, eso sí, bien hecho. Porque cuando no seguimos estos pasos que vamos a mostrarte, la limpieza suele ser parcial. Pero esto sucede con independencia del tipo de champú escogido. No obstante, es verdad que el champú sin sulfatos es más eficaz, porque simplifica la rutina al permitirnos ahorrar pasos como son la aplicación del acondicionador y de la mascarilla. Y al mismo tiempo, nos ahorramos también el dinero.

¿A qué se debe esto? Te estarás preguntando y la respuesta es tan simple como real, porque sulfato reseca la piel y es necesario paliar esa sequedad con productos que ayuden a humectar el cabello, nutrirlo e hidratarlo. Podrás salir de la ducha tras el enjuagado, y ya tu pelo tendrá todo cuanto necesita de manera natural. Pero vayamos por partes.

Los champús sin sulfatos tal vez no hagan la misma espuma que otro champú, pero la piel se vuelve más bonita y el pelo igual, no en vano la espuma no es necesaria para la limpieza, y sí que necesitas quitar el resto que queda, lavando a conciencia para que no cause problemas en la piel como humedades, ronchas, hongos, sarpullidos y otros problemas de salud.

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Lo primero es entrar a la ducha si vas a ducharte, o meter la cabeza bajo el chorro de agua si tan solo te lavarás la cabeza. Y humedecer bien toda la cabellera. Hay quien se salta este paso, pero es preferible que el pelo esté mojado antes de echar champú, cualquier clase de champú o jabón de que se trate, porque este producto funciona mejor en la humedad, pues son las partículas de agua las que lo activan.

Una vez la cabeza se ha remojado lo suficiente, cogemos el bote de champú sin sulfatos y echamos unas cuantas gotas. Tampoco es necesario echar mucho, sino que es mejor pequeñas cantidades pero bien repartidas por toda la cabellera. En el caso del champú, eso del “más vale que sobre a que no que falte”, no se aplica, y es innecesario usar demasiado, pues no va a limpiar más, pero sí va a secar más tu piel gastarás el producto mucho antes. Los champús sin sulfatos no son baratos, pues de hecho mucha gente se queja de su precio, así que, economicemos el champú.

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El siguiente paso es masajear la cabeza, repartiendo bien el champú y dando un masaje para que este penetre bien y para que, al mismo tiempo que estamos lavando, también estemos estimulando el cuero cabelludo, provocando que la circulación sanguínea de la cabeza sea más rica. Con esto, el riego sanguíneo mejora y también lo hará el ritmo de crecimiento del cabello, la fuerza del mismo y la calidad del pelo, pues que la sangre circula bien es fundamental para que los nutrientes del cabello también lo hagan.

Realiza estos masajes durante unos minutos, y ejerciendo cierta presión, aunque con suavidad, sin movimientos bruscos que pongan en riesgo el pelo arrancándolo o formando nudos en los cabellos. Se trata de mimar la cabeza, no de dañarla. Aguanta los masajes por unos minutos porque aunque te aburra eso de gastar tiempo, un bien que del que siempre andamos escasos, se trata de la salud de tu cabello y, además, los masajes capilares son muy relajantes.

¿Ya acabaste tu masaje? ¿lograste aguantar al menos unos 4 o 5 minutos? Bien, pues ahora, ¡NO enjuagues todavía! Y aprovecha para enjabonar tu cuerpo. Cuando hayas acabado, abre el grifo de nuevo y, ahora sí, puedes enjuagar tu cuerpo y tu cabeza. Enjuaga a conciencia, evitando que queden restos de champú, porque estos restos hacen daño a la piel y estropean el pelo ensuciándolo y secándolo.

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Una vez ya no quede resto alguno de champú, estruja tu pelo con suavidad para eliminar el exceso de agua, y seca con cuidado, envolviendo tu cabeza en una toalla o, si lo prefieres, usando el secador pero a baja potencia para no quemar el cabello. Ten en cuenta que el calor del secador y de otros aparatos también es una agresión para el pelo y para el cuero cabelludo, por lo que no conviene abusar de ellos.

Estarás pensando que nos hemos saltado algunos pasos antes de salir de la ducha como, por ejemplo, aplicar el acondicionador o ponerte esa mascarilla nutritiva que tanto bien hace a tu pelo. Sin embargo, no es que nos hayamos olvidado, es que lavando tu cabeza con un champú sin sulfatos, estos productos de cuidados extra de tu cabello no son necesarios.

Si tu pelo está muy dañado o es muy seco, puede venirte bien usarlos de vez en cuando, ya que una mascarilla nunca viene mal para dar un cuidado plus a la melena. Pero cuando digas adiós a los sulfatos comprobarás que las necesidades de tu pelo son menores, y que se conserva en mejor estado que antes. Al no haber sequedad con los sulfatos, no requiere hidratación de más.

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Cuándo usar un champú sin sulfatos

Y ahora viene la pregunta del millón: ¿cuándo usar un champú sin sulfatos? Y es que nos quieren vender tantos champús que una ya no sabe para cuándo es cada uno. Pues bien, úsalo cuando tú quieras, porque lo natural siempre es preferible que lo artificial, y una sustancia que reseca, no puede ofrecernos buenas garantías. Hay excepciones, cierto, pero por norma general, los champús sin sulfatos serán más recomendables que los champús que contienen sulfato.

Tú decides. No obstante, hay circunstancias en las cuales sí se necesita decir adiós muy buenas a los sulfatos si no quieres acabar con problemas serios en tu pelo. Estas circunstancias son: cuando tienes sensibilidad en tu cuero cabelludo y eres propensa a padecer eczemas, alergias y otras afecciones cutáneas. En estos casos, los sulfatos son muy perjudiciales. Y lo mismo ocurre en personas que están presentando caída del cabello, ya que usar sulfato puede ser la causa de ello, y desde luego empeorará el problema.

Por otro lado, los cabellos rizados notarán que tienen el pelo más seco de lo habitual, si bien ya de por sí los pelos con rizos tienen tendencia a la sequedad. Y los cabellos teñidos, que perderán su tinte pronto si lavan la cabeza con champús con sulfatos, porque estos eliminan también el tinte.

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