Entre los ingredientes más comunes que aparecen en las etiquetas de los champús tenemos tres, que son los parabenos, las siliconas y los sulfatos. De los primeros y los segundos suele hablarse largo y tendido, pero con respecto a los terceros no hay tanta información. ¿Qué es un champú sin sulfato? ¿Qué tiene de peligroso utilizar un champú que contenga sulfatos? ¿Son perjudiciales los sulfatos? ¿Qué son y qué utilidad tienen? Esto y mucho más vamos a explicarte en estas líneas acerca de los champús sin sulfatos.
Qué quiere decir un champú sin sulfatos
La preocupación por el uso de productos que sean cada vez más naturales e inocuos nos ha llevado a buscar fórmulas que desechen las recetas tradicionales de nuestros cosméticos y productos de limpieza. Hemos pasado de buscar productos que nos permitieran alcanzar efectos variados y artificiales para lucir el pelo de mil maneras distintas, a la búsqueda de champús que sean más suaves y no resulten dañinos.
Si preguntas entre tus conocidos, vecinos, amigos o en la comunidad internauta, comprobarás que cada vez más personas, hombres y mujeres, están sufriendo problemas en su cuero cabelludo y en su pelo. A mucha gente se le está debilitando el pelo, se le está cayendo en cantidades que no son las normales, o han notado que lo tienen mucho más fino que antes. También es posible encontrarse con personas que sufren picores, descamaciones, sequedad y escozor en su cabeza. La respuesta podría estar en la cantidad de sustancias artificiales que damos a diario a nuestro delicado cuero cabelludo.
Incluso si eres de esas personas que apenas se limita a lavar su cabello con champú, aún de los más corrientes del mercado. Aunque no utilices en exceso tu secador o no apliques lacas, espumas, geles ni fijadores. Pese a todo ello, puedes estar sufriendo incomprensibles molestias en tu cabeza. El porqué de estos trastornos en tu pelo y cuero cabelludo podrían estar en algo tan sencillo y cotidiano como es tu champú. ¿Quieres comprobarlo? Pues te animamos a echar un vistazo a la etiqueta.
¿Tienes tu champú a mano? Pues leamos detenidamente sus ingredientes. Mucha atención. Si ves que entre los componentes del champú aparecen estas palabras: Sodium Lauril Sulfate (SLS) o el Sodium Laureth Sulfate (SLES). Ambos hacen referencia a los sulfatos. Si aparecen nombrados, ya sabes que estás lavando tu cabeza con sulfatos.
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Que un champú lleva sulfatos lo que está queriendo decir es que contiene agentes tensioactivos o sales de ácido sulfúrico. La misión del sulfato es disolver la suciedad y la grasa y así eliminarla por completo con mayor facilidad. Además, los sulfatos se emplean para dar cuerpo al champú, logrando que adquiera esa textura viscosa tan característica de los productos para la higiene.
Resulta que aproximadamente un 90% de los champús del mercado llevan sulfatos. Recientemente se están empezando a producir champús sin sulfatos, a los cuales tendremos que acostumbrarnos, ya que presentan un aspecto y tienen unas peculiaridades que son un poco diferentes. Pero en todo caso, es cuestión de acostumbrarnos, porque también nos aportan muchas ventajas.
Por ejemplo, un champú con sulfato limpia en profundidad, dejando una gran sensación de limpieza, de acuerdo. Pero es que lo que está eliminando este champú no es solamente la suciedad, sino que también elimina los lípidos naturales del pelo, los cuales resultan indispensables para que el cabello esté cuidado e hidratado. Si eliminamos estos aceites del pelo, estamos restándole nutrición al mismo. ¿Te imaginas los daños?
Un problema de los champús sin sulfatos es su precio, y de hecho este es el principal inconveniente, porque no siempre estamos dispuestos a pagar más aunque se trate de un buen producto. Sin embargo, es la salud de nuestro pelo y de nuestra piel la que está en juego. Y hasta nos atreveríamos a decir que es nuestra salud en general, porque hay quienes advierten de que los sulfatos pueden ser cancerígenos si se abusan de ellos, aunque también es cierto que tampoco hay estudios concluyentes con respecto a esto.
Piensa que un champú sin sulfato, quizás tenga un precio mayor, pero también suele ser un producto sin parabenos ni siliconas u otras sustancias consideradas peligrosas. De modo que estaremos adquiriendo un champú 100% confiable, elaborado con ingredientes naturales que aportan diferentes propiedades saludables que alimentarán, cuidarán y embellecerán nuestro cabello y, de paso, nuestra piel, pues no olvidemos el cuero cabelludo.
Cómo saber si un champú lleva sulfatos
Pues la cuestión la hemos resuelto hace apenas un momento. Leer las etiquetas se convierte en una obligación en los tiempos actuales, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de ingredientes artificiales que suelen utilizarse para conseguir los efectos que más buscamos en un producto cosmético. Y es que la imagen importa mucho en nuestra sociedad y, por ella, estamos dispuestos a pagar un alto precio. Quizás convendría comenzar a dar más prioridad a la salud antes que a la belleza, aunque a la postre, una no está reñida con la otra. ¿O acaso puede ser bello un pelo estropeado, débil y que se nos cae?
Encontrar las palabras Sodium Lauril Sulfate (SLS) o el Sodium Laureth Sulfate (SLES) ya debería ponernos en alerta de que estamos usando sulfatos. Otra cosa son las cantidades, pues la ley establece límites al respecto. No obstante, recordemos que el efecto del sulfato en el organismo es acumulativo y que esas pequeñas cantidades que absorbemos a través de la piel, se van quedando ahí, con consecuencias que todavía no están de todo claras.
Otra pista que nos puede indicar que estamos ante un champú con sulfatos es la espuma. Porque precisamente muchos champús añaden este componente para conseguir espuma, sabiendo que a las usuarias nos encanta que cuando estamos bajo la ducha o dándonos un baño, lo hagamos rodeadas de espuma. No debemos caer en el error, puesto que la espuma puede producirnos una sensación más o menos placentera, de acuerdo. Pero es tan solo algo subjetivo que en nada está relacionado con la calidad del producto, ni tampoco con la eficacia de la limpieza.
Un champú, gel o jabón sin espuma puede dejarnos perfectamente limpios, sin necesidad de que haga espuma. Por otro lado, a menudo los fabricantes abusan de un ingrediente porque aporta efectos que sabe que el usuario disfrutará aunque no esté relacionado con su confianza ni con su calidad. Esto ocurre con factores como la cantidad de espuma, el olor, la textura y otros similares.
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