Comer dulce no siempre es sinónimo de una gran ingesta de calorías, sino que existen recetas que permiten comer dulces en el embarazo sin necesidad de aumentar peso. Eso es todavía más importante si tenemos en cuenta que, al elevar los niveles de azúcar, se corre el riesgo de padecer diabetes gestacional, de manera que el bebé pueda nacer diabético o con exceso de peso.
Existen algunos trucos gastronómicos que pueden permitir a la embarazada consumir alimentos dulces pero con menos valor energético. Las galletas rellenas de nata, chocolate o crema se pueden sustituir por galletas sencillas o pan tostado pintados con crema de chocolate o queso fresco y mermelada.
También se puede optar por zumos y yogures sin azúcar -también son buenos los que incluyen frutas- añadido o refrescos light o recetas caseras de batidos, yogures o bizcochos.
Tampoco debemos olvidar la fruta, un alimento muy sano que además es dulce en algunas ocasiones. Este es el caso de: melón, sandía, plátano, frutas en almíbar, manzana, piña…
En cualquier caso, es necesario evitar, siempre que sea posible, la repostería, los alimentos azucarados y refrescos o bebidas con mucho azúcar.