Efectos beneficiosos de los paseos a pie

Coger el tren de San Fernando, “un ratito a pie y otro caminando“, es lo más saludable que se puede hacer si se quiere estar en buena forma física. Las condiciones de vida actuales, que obligan a vivir a un ritmo acelerado, hacen que no sólo se dependa del reloj, sinó también, que se abuse de los transportes, de manera que uno se puede pasar todo el día de un lado para otro sin apenas haber ejercitado para nada las piernas.

Estar muchas horas de pie o sentado anquilosa el cuerpo, de manera que los músculos y las articulaciones, así como el sistema óseo, se van deteriorando por falta de movimientos. Hay que usar las piernas porque, haciéndolo, se ejercitan otras partes del cuerpo y se facilita el bombeo de una pieza clave del organismo: el corazón. No hay que olvidar que una de las causas principales del infarto de miocardio es el sedimentarismo.

Caminar para mantenerse en forma

Son muchas las personas que se sienten incapaces de ser constantes a la hora de realizar un determinado esfuerzo físico. No les gusta el deporte y son muy perezosas cuando se trata de apuntarse a un gimnasio. Pero no hay excusas que valgan, porque caminar es uno de los ejercicios más completos que existen y practicarlo a menudo no supone ningún tipo de sacrificio.

Un rato cada día

Un paseo diario de unos veinte minutos más alguna pequeña cuesta arriba o la subida de un tramo de escaleras, son suficientes para activar la circulación sanguínea el mantenimiento de un buen ritmo cardíaco, desentumecer los huesos y ejercitar los músculos. Lo importante es pasear diariamente y a un ritmo constante; no es necesario correr. Si no se tiene tiempo de dar paseos tan largos, hay que añadir a la rutina diaria la costumbre de caminar. Sólo hay que ser constante y “desengancharse” del coche o del transporte público.

Caminar no sólo contribuirá a favorecer la forma física, sino que también puede ayudar a mantener una mayor serenidad mental y a relajarse, siempre que se haga sin prisas y se aproveche para respirar profundamente.

La salud de los pies

Cuando se anda es importante hacerlo con un calzado cómodo que se adapte perfectamente al pie. Resulta ideal y muy beneficioso, cuando la ocasión lo permite, caminar descalzo, especialmente sobre la hierba o la arena de la playa. Tampoco está de más caminar descalzo en casa.

También es recomendable andar en el agua fría, a la orilla del mar, en un arrollo o río… o incluso, en la bañera. Lo importante es mover los pies, sacándolos y metiéndolos en el agua. Este ejercicio debe hacerse como mínimo durante quince segundos o hasta un minuto, según la temperatura del agua. El proceso de subir y bajar los pies favorece la circulación de la sangre.

Otro buen consejo es andar sobre la hierba en las primeras horas de la mañana, antes de que el sol seque el rocío depositado sobre ella, o sobre la arena húmeda del mar.

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