Durante el embarazo la ecografía es una de las pruebas médicas fundamentales para tener un control del feto. Se trata de una prueba prenatal muy fácil de realizar y que, sin embargo, puede aportar gran información sobre el embrión en un primer momento y del feto, tal y como se denomina, en los meses posteriores. A través de las ecografías en el embarazo se puede ver si el desarrollo del bebé es el correcto, escuchar el latido gracias al ultrasonido y, por supuesto, también permite a los futuros padres ver al bebé.
Ecografías en el embarazo
Esta prueba a pesar de su aparente sencillez, se trata de algo bastante avanzado que empezó a realizarse en la década de los 70 y que a día de hoy sigue siendo el método usado para ver y controlar al feto desde el útero materno. Es una prueba que ofrece las imágenes del bebé por un transductor que se encarga de enviar las imágenes gracias a las ondas sonoras. Además, el gel que se suele poner sobre el vientre de la embarazada al hacer la ecografía actúa como trasmisor de la imagen.
Esta prueba se usa para detectar posibles malformaciones en el feto, ver el desarrollo anatómico del bebé, en qué posición está, en qué momento fue realmente concebido, ver si la placenta y el líquido amniótico que hay en la misma están en correcto estado y observar posibles patologías.
A lo largo de las 40 semanas de embarazo hay una serie de ecografías que resultan clave, en concreto, tres. La primera, por supuesto, es la del primer trimestre que sirve no sólo para confirmar el positivo que probablemente se haya obtenido en el test de embarazo convencional sino para determinar la edad gestacional del feto, midiendo el tamaño del embrión. En esta ecografía también se puede ver si hay sólo un embrión o más de uno y si hay un posible embarazo ectópico, es decir, si el óvulo está implantando fuera del útero.
La segunda ecografía reglamentaria tiene lugar a las 20 semanas. Se trata de una ecografía conocida como Doppler por la técnica que usa y es un momento clave durante el embarazo, puesto que se examinan posibles malformaciones órgano a órgano. Además en esta ecografía también se mide la cantidad de sangre que circula. En este momento del embarazo se suele conocer también el sexo del bebé, habiendo un 5% de posibilidades de error.
En cuanto a la tercera ecografía tiene lugar entre la semana 33 y la semana número 35 y el objetivo fundamental de esta prueba es determinar la posición del bebé para ver cómo será el parto. Por supuesto, también se miran otros parámetros como la evolución del feto en este tiempo, su desarrollo, peso, etc.
Ecografías 3D
La ecografía 3D se trata de una prueba que ofrece una imagen de mayor calidad si se compara con las ecografías tradicionales. En concreto se caracteriza por arrojar imágenes tridimensionales, algo que le da el nombre a la propia prueba. Además la imagen que proporcionan del feto es en movimiento. Una ecografía 3D además permitirá ver con nitidez el rostro del futuro bebé, algo que a los padres suele hacer bastante ilusión como es natural.
Esta ecografía es recomendable realizarla a partir de las 24 semanas puesto que será aquí cuando ya nos dé información adicional interesante como los rasgos del bebé y por supuesto certificar sin ningún lugar para la duda el sexo del feto. Además debido a su tamaño en esta etapa se obtendrán imágenes de mayor calidad que si se realiza antes la ecografía.
Una ecografía en 3D arroja una fotografía del feto. Se trata de una prueba que puede ser complementaria pero en ningún caso ha de sustituir a las tres ecografías que se deben realizar durante el embarazo y de las que hemos hablado arriba.
Ecografías 4D
Además de las ecografías 3D también encontramos las ecografías 4D que son realmente vídeos sobre el feto. Y es que se trata de una ecografía en 3D pero que aporta la visión del movimiento del bebé en tiempo real. Este tipo de pruebas se realizan, al menos por el momento, en consultas privadas y pueden llegar a ser bastante útiles para detectar de manera precoz posibles problemas de piel o determinadas anomalías como pueda ser el labio leporino.
Es una prueba que la hacen los profesionales del radiodiagnóstico y una de las grandes ventajas es que, al finalizar, los futuros padres pueden obtener las grabaciones de la prueba teniendo a su bebé en un archivo de ordenador o móvil o un cd, algo que no sólo es un recuerdo impagable sino que permitirá compartirlo con sus seres más allegados al instante.
Como ocurre con las ecografías en 3D, las ecografías en 4D tampoco sustituyen a pruebas como la Doppler o la ecografía en el primer y último trimestre. Así que se debe tener en cuenta que esta sería una prueba complementaria que permite obtener una visión más detallada del bebé y en movimiento, algo que las otras opciones no ofrecen en ningún caso.
Consejos para las ecografías en el embarazo
Las ecografías en el embarazo son una prueba que no implica ningún tipo de riesgo para el feto así que lo mejor será que vayas tranquila desde el primer momento cuando tengas que realizarte una prueba así. Es una técnica que no conlleva ningún tipo de radiación por lo que no hay ningún peligro como decimos.
Para hacer una ecografía no es necesario seguir ninguna recomendación especial aunque sí hay una serie de aspectos a tener en cuenta. Por ejemplo, hasta la semana número 8 de gestación las ecografías suelen ser vaginales porque el embrión es tan pequeño que es el mejor modo de verlo.
Si quieres saber el sexo de tu bebé lo mejor será que tomes algo de dulce como una onza de chocolate. Así el feto se moverá más y te permitirá acabar viendo su sexo de manera más rápida y sencilla.
Además también es aconsejable beber la cantidad de agua recomendada al día, unos dos litros, sobre todo los días antes a realizar la prueba. De este modo el líquido amniótico estará más claro y te permitirá tener una imagen más nítida del feto. No vayas con la vejiga llena al no ser que así te lo indique el ginecólogo y listo. Estos consejos serán suficientes para tener una ecografía perfecta.