Muchos estudios han demostrado que el consumo elevado de fibra puede reducir los niveles de colesterol, pero el tipo de fibra que se considera más útil es la llamada fibra soluble, una sustancia pegajosa presente en las lentejas, alubias y otras legumbres, en manzanas, peras, fresas, zarzamora, en determinados cereales como el centeno, la cebada, el arroz, la avena, el pan y las pastas integrales.
Las verduras amiláceas, como las patatas, los guisantes, la calabaza, el maiz contienen también este tipo de fibra.
La fibra puede ayudarnos de dos maneras:
- Haciendo que nuestro organismo produzca unas sustancias que inhiben la síntesis del colesterol LDL
- Amortiguando los efectos de las grasas o lípidos en los vasos sanguíneos, haciendo que se absorba menos grasa y que , por el contrario, se deseche más.
Además de las cinco porciones diarias de fruta y verduras, para obtener los mayores beneficios posibles, se debe tratar de consumir 6 porciones diarias de pan, cereales, pasta (mejor integrales).