Las temperaturas elevadas pueden llegar a ser molestia en muchas ocasiones, pero también pueden tener efectos beneficiosos para la salud. Están ampliamente reconocidos los efectos beneficiosos de las saunas y los baños de vapor (aunque no son recomendables para personas con la tensión baja); algunos tratamientos médicos requieren la aplicación de calor en las partes del cuerpo que deben curarse. Sudar gracias al sol también supone una purificación que nuestro organismo agradece.
No obstante, y más si se tiene en cuenta la degradación de la capa de ozono, es importante protegerse de una radiación solar excesiva. Cubrirse con prendas ligeras naturales, como el algodón o el lino, son los más indicados, aunque también es importante la elección de los colores, pues los tonos oscuros absorben más el calor que los claros.
El sudor
Un 99 % del sudor es agua. El resto está compuesto por sales minerales y otros elementos como la urea. Parte de estas sustancias son toxinas que el cuerpo necesita eliminar, por lo que el sudor es uno de los efectos beneficiosos del calor. Sin embargo, sudar en exceso puede provocar una deshidratación, y para evitarlo es necesario recuperar parte del agua y de las sales minerales que se han perdido. Por ello, después de una sauna, un baño de vapor o un paseo a pleno sol, es imporatante beber agua mineral, preferiblemente no muy fría, pues el excesivo contraste de temperatura no es recomendable.
Baños calientes
La hidroterapia, que aprovecha las propiedades curativas del agua, tanto físicas como químicas, también tiene en cuenta los efectos terapéuticos del calor. Los baños de agua caliente son muy recomendables en dolencias como la angina de pecho o la arteriosclerosis diabética. Por otro lado, un baño caliente relaja y disminuye el tono muscular, por lo que resulta ideal para aquellas personas que se encuentren nerviosas o agitadas, o para favorecer el sueño antes de acostarse. Es posible calmar el dolor menstrual aplicando una bolsa de agua caliente sobre la zona de los ovarios. El calor también favorece la digestión y el tránsito intestinal, así como el buen funcionamiento de los riñones.