Dieta de la alcachofa, dieta del futbolista, dieta de las sopas, de la papaya, de la fruta, del té, de las ensaladas, del verano, de la felicidad y así podría estar días y días enteros, haciendo la lista interminable de todas las dietas que salen a la luz intentando engañar a la gente de que esa va a ser la definitiva, la que te haga estar como la chica que sale en la foto de al lado o como tu actriz favorita, por decir algo. Estoy harta de encontrarme con estas dietas que prometen que vas a bajar de peso y todas acaban con el efecto rebote, es decir, adelgazas 2 kilos para luego ganar 3 en el próximo mes.
Las grasas no son tan malas como las pintan. Estoy muy quemada también de ir al super y ver yogures de todas las marcas con la oferta de 0% grasa o cualquier producto que se te pueda venir a la cabeza tiene un línea de 0% grasa. Veamos, la grasa que almacenamos no tiene por qué haber venido de la grasa que hemos comido. La grasa que tenemos en el cuerpo es, ni más ni menos que el resultado de haber ingerido una energía que después no hemos utilizado (de ahí que hacer ejercicio sea tan importante). Por ejemplo, puede ser más “dañino” a la hora de convertirse en grasa un simple plátano (que grasa tiene más bien poquita), que unas nueces que nos pintan como malas sólo porque son, en su mayoría grasa. Hay que distinguir también entre distintos tipos de grasas, no es lo mismo la grasa que pueden tener unos Donuts, o la grasa del aceite de oliva que te pones en una tostada.
Sin embargo, parecen tener mucho éxito estas dietas que no hacen más que aprovecharse de la gente, cuando lo único de bueno que tienen es el nombre (que, para qué engañarnos, son graciosos algunos). No caigas en la tentación de probarlas por el simple hecho de que esté publicada en una revista o que te la haya recomendado tu vecina o una amiga. Tan peligroso puede ser seguir esas dietas como fumarse medio paquete diario de cigarrillos, se está jugando con la salud. Se producen una carencia de minerales abismales y algunos macronutrientes se ingieren en cantidades ridículas. Bueno, tampoco soy nadie para decir lo que cada persona debe hacer, pero sólo es una recomendación personal.
Para acabar, os contaré una recomendación que le dio una vez un endocrino a una conocida mía cuando fue a pedirle una dieta para adelgazar: “Come todo lo que comías hasta ahora, solo que a partir de hoy, come la mitad”. 😉
