Si no haces nada más, da a tu piel un golpe de hidratación con una crema formulada para tu tipo de piel. La grasa y el agua no son lo mismo para la piel, es decir, incluso las pieles grasas necesitan hidratarse. Una crema hidratante te proporcionará una barrera protectora y evitará que la humedad de la piel se evapore. La rehidratación de la piel también minimizará la aparición de las pequeñas líneas de expresión.
Aplica una pequeña cantidad de hidratante en las mejillas, barbilla y frente y extiéndela con suavidad en movimiento ascendente; recuerda hidratar también el cuello. Aplica la crema con suavidad sobre la piel, sin agredirla. Ten cuidado de no aplicar la crema en la zona de los ojos (a no ser que el producto esté recomendado para esta zona) porque un exceso de humedad puede provocar hinchazón y bolsas.
Las cremas de noche contienen más nutrientes que ayudan a aumentar la capacidad de la piel de conservar la humedad. Al maquillaje no le va bien una crema de noche: resérvala pues para justo antes de acostarte.
Protección solar
Los rayos UVA y UVB del sol pueden ser muy dañinos para la piel, causando deshidratación, pérdida de elasticidad y un mayor riesgo de cáncer de piel. Usa una hidratante a diario que contenga una pantalla solar para proteger la piel de los dañinos rayos del sol.
Exfoliar
Un exfoliante suave limpiará la piel de impurezas y de células muertas, por lo que dejará tu piel fresca y limpia, lista para absorver la crema hidratante. Se puede usar una vez al día hasta semanalmente, dependiendo de lo abrasivo que sea el producto.
Mascarillas
Aunque los productos limpiadores eliminan las impurezas superficiales, una mascarilla facial ayudará a sacarlas a la superficie. Las mascarillas exfoliantes añadirán una reafirmación adicional y dejará tu piel suave y tersa. Aplícalas una vez a la semana, después de limpiar la piel y antes de tonificarla durante la rutina habitual.