Si tras aplicarte la base notas que no te queda bien, aquí tienes unas pequeñas nociones para que te quede lo más uniforme posible. La base ha de ser de un color lo más aproximado posible a tu piel. Cómprala en una tienda de productos de belleza, donde tengan muestras para poder probarla. Aplícate un poco en el cuello, donde el tono es igual (o casi igual) al color de la cara. Si la pruebas en manos o brazos es un error porque el color ahí suele ser más oscuro. Espera unos minutos para que la piel absorba la base y mírate en el espejo. Has de tener una luz buena, por lo que si no es buena dentro de la tienda, sal un momento para verte el color a la luz del día.
Si la parte donde has aplicado la base se confunde con el resto del cuello, elige ese tono para ti. Es muy importante, además, que la base sea apropiada para la calidad de tu cutis: graso, seco, normal o mixto; así como la forma de aplicarla: con la cara bien limpia y si está ligeramente húmeda, mejor aplícate el humectante. Espera un poco para que la piel lo absorba en parte y no totalmente. Entonces ponte un poco de la base en la palma de la mano para que se suavice con el calor y ponte en la frente, las mejillas, la nariz, alrededor de los ojos y la barbilla.
Finalmente, espárcela bien y emparéjala con una esponja húmeda.