Todos los fondos corrigen el tono, y disimulan defectos, pero la textura cuenta mucho a la hora de acertar.
- Polvo: al tener la facultad de evitar los brillos, es idóneo para las pieles grasas. También sirve para un maquillaje ligero o como toque final.
- Líquido: proporciona un acabado ultraligero y transparente en los cutis más jóvenes o las pieles grasas.
- Polvo-crema: si se usa con la esponja humedecida se consigue un acabado más cubriente. Es apto para todos los cutis, salvo los que tengan muchos problemas de sequedad o grasa.
- Fluido: suele aportar los mejores acabados, y existen fórmulas adaptadas a todas las necesidades. De hecho, aunque tradicionalmente ha sido recomendado para la piel seca, los hay también específicos para la grasa.
- Crema: es espesa, por lo que su efecto es bastante cubriente. No obstante, los cutis más secos y maduros agradecerán sus virtudes emolientes.
- En barra: no se recomienda a las pieles grasas, pero a las demás les proporcionará buen tono. Es ideal para retoques y maquillajes rápidos, y algunos proporcionan sensación de frescor.