Una de las preocupaciones a las que una madre se enfrenta cuando conoce que está embarazada y es portadora de SIDA es conocer si su hijo también lo será. Hoy os hablamos sobre este tema y os contamos cuáles son las repercusiones que puede tener en el bebé.
Sabemos que el SIDA es una enfermedad que todavía no tiene cura y que por tanto, las personas que tienen SIDA deben cuidarse mucho de no contagiar su enfermedad a otras personas. Precisamente esto puede estar relacionado con el embarazo.
Aunque parezca imposible, una mujer puede quedarse embarazada teniendo SIDA y no transmitir la enfermedad a su hijo gracias a los tratamientos que se hacen hoy en día. La mujer que tenga diagnosticada esta enfermedad debe tomar los antirretrovirales indicados para no dañar al feto. Si además la carga antiviral es indetectable, las posibilidades de contagio del feto serían sólo del 1%.
En el momento del parto, se debe hacer un tratamiento intravenoso y tomar una serie de medidas que mantendrían esta posibilidad de contagio igual de baja.
La limitación que existe todavía afecta a la lactancia, por lo que las madres con SIDA deben alimentar a sus bebés sólo con leche preparada. No obstante, no parece una gran desventaja frente a la gran ventaja de poder ser madres.