El parto inducido no tiene por qué ser sinónimo de que exista algún problema. Algunas veces, el estado del embarazo parece no plantearse un parto llegada la fecha prevista para el nacimiento pero el médico puede recomendar que se lleve a cabo para evitar que este punto crucial del embarazo sea más complicado tanto para la madre como el hijo. En definitiva, es el ginecólogo quien decidirá el momento justo para el parto incluso si nuestro cuerpo no está dando señales de estar llegando a este punto todavía.
Pero definamos primero el parto inducido. Este tipo de parto se obtiene cuando los médicos utilizan medicamentos y otras técnicas médicas para iniciar el parto. Hace años, esta práctica era bastante habitual, pero actualmente, no se lleva a cabo si no hay una necesidad verdadera de hacerlo. De esta manera, la opción primera de los médicos es dejar que la naturaleza siga su curso hasta que una causa médica justifique lo contrario.
Existen algunas razones por las que se induce el parto:
- Rotura de bolsa.
- 2 semanas de retraso en la fecha de nacimiento prevista.
- Padecer corioamnionitis (infección uterina).
- Embarazo de riesgo.
También existen casos en los que se puede programar la fecha del parto a elección de la madre, pero no es recomendable porque el cuello del útero puede no estar preparado. Además, el parto inducido también conlleva sus riesgos por lo que si es posible evitarlo, mejor hacerlo.