Ser una madre lactante conlleva la responsabilidad de aportarle a tu bebé todos los nutrientes que necesita para estar sano. El niño es responsabilidad nuestra, y ofrecerle todo lo que necesita comienza por nuestra propia alimentación. Si nuestra comida es rica en energía y nutrientes, la suya también lo será.
Prueba el ensayo y error, porque en muchas ocasiones es imposible saber con antelación qué alimentos serán bien recibidos por nuestro bebé y cuáles los rechazará. Si después de amamantar vemos que llora o está intranquilo, es síntoma de que tenemos que modificar nuestra dieta. El brócoli, el repollo y los vegetales que producen gases, al provocarles cólicos, por lo general pueden rechazarlos.
Es indiscutible lo perjudicial que sería para tu bebé que consumieses cafeína, tabaco y alcohol mientras seas una madre lactante.
Además, es recomendable que bebas mucho, de 8 a 12 vasos de agua al día, pues de esta forma producirás más leche y tu bebé podrá alimentarse más.
Alégrate de ser una mamá lactante. No sólo es una conexión inexplicable con tu bebé, también es una oportunidad para perder el peso que aumentaste durante el embarazo. Quemarás al día unas 800 calorías más que una madre que no amamanta.
¿Duele?
No debería doler, y sin embargo muchas mamás se quejan de que les provoca sufrimiento. La solución se encuentra en aprender a amamantar correctamente:
Cuando cargamos al bebé, su cuerpo debe quedar de frente y en contacto con nuestro cuerpo. Daremos el pecho en forma de “C”, y tocando los labios del bebé con el pezón lograremos que busque el pecho y abra la boca. Acercaremos el pecho rápidamente.
Si sentimos dolor, deberemos introducir nuestro dedo meñique en su boca mientras le retiramos del pecho, y probaremos nuevamente.
IMÁGENES: Univision.com, Amamanta.org.ve,