Si tu hijo es rebelde y hace caso omiso a tus indicaciones, es muy probable que la educación que le ofrecemos en casa tenga algunos aspectos que necesitamos mejorar. Nadie quiere que sus hijos se nieguen a cumplir con sus obligaciones o se pasen toda la tarde pataleando o incluso faltando al respeto. Pero todo esto tiene solución, y la solución se encuentra en modificar nuestra forma de enseñarles cómo deben comportarse.
Paso imprescindible es el de hacerles comprender que en casa mandan los padres y que se debe seguir sus órdenes.
Los niños funcionan con los hábitos, con la rutina. Al contrario de nuestra personalidad libre y contraria a las repeticiones, cuánto más órden pongamos en su horario y en sus actividades diarias, más obedecerán. Por lo tanto, es recomendable crear una lista de horarios: de lunes a domingo indicaremos de qué hora a qué hora dormirán, a qué hora desayunarán, a qué hora se harán la cama y limpiarán su habitación, a qué hora harán los deberes del colegio, comerán, cenarán, jugarán. Y, lo más imprescindible, hacer cumplir el horario que creamos. Así tendremos niños disciplinados en casa.
Cuando no obedecen, las palabras que emplearemos deberán ser breves. Un sermón valdrá muy poco si con escasas palabras logramos hacerles entender en qué están fallando. Nuestra postura deberá ser firme pero a su vez tranquila, dejando atrás los nervios, gritos o enfados. Si les gritamos, no nos respetarán. Si les mostramos respeto, ellos también lo harán.
Acordaremos con ellos cuáles son las reglas. Ellos deben también aceptar que, en el caso de no cumplir las normas, habrá una consecuencia determinada (que deberá estar directamente relacionada con la norma incumplida).
Levantar castigos no es lo mejor, si tenemos en cuenta que aprenderán de las consecuencias de sus fallos. Deberemos ser firmes con nuestras reglas.
No existen los padres perfectos. Es normal que en ocasiones no sepas cómo crear disciplina en tu casa, y es de lo más humano pedir ayuda. No nacemos sabiéndolo todo, y de los demás podemos aprender, especialmente si los demás tienen más experiencia que nosotros.