La cardiopatía congénita es un defecto en la anatomía del corazón que se presenta ya en el nacimiento, aunque no necesariamente se manifiesta desde ese momento.
Se trata de lesiones anatómicas que pueden ser de una o de varias de las cuatro cámaras cardíacas, es decir, de los tabiques que las separan, de las válvulas, de los tractos de salida o de las venas sistemáticas o pulmonares que llevan la sangre al corazón.
Esta anomalía es bastante frecuente, ya que se calcula, que cada año en España nacen 3.600 niños con un desorden de este tipo. Las causas por las que se produce son muy variadas pero siempre tienen que ver con algún factor que interviene en el correcto desarrollo del corazón durante el embarazo. Así, como posibles causas, encontramos el consumo de alcohol, la diabetes no controlada o la ingesta de algunos fármacos durante el embarazo.
Su detección puede hacerse con una simple exploración médica, que permitirá detectar sospechas que se confirmarán posteriormente con una ecocardiografía. Esta técnia permite explorar el corazón mediante ultrasonidos. Antes del nacimiento, estas anomalías pueden confirmarse a través de una ecocardiografía fetal -exploración del feto a través de ultrasonidos con la técnica Doppler-.
En cuanto al tratamiento, en el caso de cardiopatías leves no se necesita ningún tratamiento, mientras que en el caso de las cardiopatías graves será necesario realizar una intervención quirúrgica. En estos casos, el tratamiento también se suele complementar con fármacos.