Cómo exfoliar la piel del rostro

Poner en práctica una exfoliación adecuada cada semana, puede suponer un antes y un después en nuestra piel.

Se trata de uno de esos pasos, incluidos en los cuidados faciales, que no debemos descuidar porque estaremos desechando la oportunidad de lucir un cutis mucho más radiante, luminoso y…¡libre de impurezas!.

Sin embargo, no siempre nos queda lo claro que nos gustaría los pasos que debemos seguir quedando un poco difuso el tema central de este artículo: cómo exfoliar la piel del rostro.

Hay muchísimos beneficios que enseguida absorberá nuestra piel, como una esponja, si cuidamos este tipo de limpieza, más intensa, de los poros.

De hecho, los poros quedan libres de suciedad porque gracias a este proceso logramos deshacernos de las células muertas que acaban creando interferencias y obstrucciones en nuestros tejidos.

El resultado, ya lo conocemos de sobra, una dermis en la que se suceden con mucha más frecuencia la formación de granitos, poros dilatados y los conocidos y temidos, puntos negros.

Para hacer frente a esta actividad, que debemos practicar en casa como mucho una (o dos veces) cada semana, también es importante conocer los productos con la que debemos realizarla, así que te dejamos en este enlace los mejores: mejores exfoliantes faciales.

cómo exfoliar la piel

No hay que descuidar la exfoliación de la piel masculina, porque eso de que los hombres no se cuidan es un mito (a estas alturas, bastante desfasado) así que igualmente, también contamos con los mejores productos pero en este caso, para la exfoliación masculina. Pinchando aquí los podrás conocer mejor: mejores exfoliantes faciales hombre.

Teniendo claro cuales son los productos que debemos utilizar y conociendo la frecuencia con la que debemos poner en práctica este cuidado tan importante de la piel del rostro, solo nos faltaría saber cómo debemos hacerlo exactamente, por lo tanto, ha llegado el momento de explicarte paso por paso cómo exfoliar el cutis.

Exfoliar tu rostro correctamente, es importante

Nadie dijo que fuera una tarea fácil esto de cuidar la piel del rostro, pero la verdad es que muchas veces no necesitamos tanto tiempo como pensamos, para lucir una piel saludable y cuidada.

Limpiar, exfoliar e hidratar son los tres grandes cuidados faciales que nunca deben faltar, pero a veces, el tema de la exfoliación puede quedar en un segundo plano, sobre todo por algunas creencias que no son del todo ciertas.

La primera de ellas, es pensar que se trata de un aspecto que única y exclusivamente hay que realizar en verano…¡esto es totalmente falso!.

Es obvio, que se trata de una época donde acumulamos una cantidad de impurezas mayor y además mucho más visible.

Además, a todos nos gusta lucir un bronceado uniforme y no quedar a parches, así que justamente, un producto exfoliante en verano es fundamental.

Pero esto no significa que debamos descuidar el resto del año, este paso, porque realmente es necesario y juega un papel bastante esencial.

Otras de las creencias, que no nos ayudan en absoluto es pensar que sólo necesitan eliminar las impurezas las personas que tienen una dermis grasa.

Aquí, en este texto, puedes entender mejor cómo eliminar algunas afecciones comunes en la piel: puntos negros y espinillas, ¿cómo prevenirlos?.

Está claro, que del mismo modo, esto no es cierto; igual que se piensa que la piel grasa no necesita hidratación, debido a la acumulación de sebo, suele pensarse que es el único tipo de piel en el que debemos retirar con más frecuencia la suciedad incrustada en los poros.

Lo que está claro, es que hay que dejar a un lado estas falsas creencias y optar por lo principal y esencial: que por supuesto, es nuestra piel, por encima de todo.

6 pasos para exfoliar el cutis

A veces, cuando realizamos esta práctica nuestra piel puede quedar visiblemente dañada, ya que de por sí es un proceso un tanto abrasivo, que retira sutilmente los restos que obstruyen los poros.

Dependiendo del tipo de gránulo, con el cuente el producto exfoliante por el que nos hemos decidido, puede pasar que acabemos arañando la piel y que las rojeces, la irritación, aparezca.

Así que conocer bien, cómo debemos mantener este cuidado, contiene más importancia de la que a priori pueda parecer. Algunos de los pasos que debes aprenderte bien, son estos de aquí:

1. Lo primero, conocer bien las características de nuestra piel

Que este paso lo hayamos incluido en un primer puesto no es nada nada causal porque, es precisamente lo primero que haremos: conocer bien cómo es nuestra dermis.

De hecho, esta norma la podemos extender a todos los cuidados que realizamos en nuestro rostro, porque sino sabemos cuales son las características que nuestra piel contiene, acabaremos por tirar el dinero a la basura ya que los productos que elijamos pueden no tener, los resultados que nos gustaría.

Del mismo modo, debemos conocer cómo se define o en qué consiste el producto exfoliante que elijamos, así que hemos preparado este texto: qué es y para qué sirve un exfoliante.

Una de las formas más especializadas es a través de un dermatólogo que nos asesore bien y que nos deje claro, que debemos usar o no, teniendo en cuenta cómo se comporta nuestra piel.

Tras una opinión experta, además de quedarte mucho más tranquila/o, podrás saber cómo lidiar mejor con tu rostro y aplicar en él todo lo que necesite para su mantenimiento.

2. Utiliza solo, exclusivamente, productos compatibles con tu dermis

La segunda parte, tras conocer de primera mano cómo es nuestra piel, es la de elegir un cosmético que pueda resultarnos útil y compatible, que tampoco es una tarea fácil.

Hay diferentes alternativas, opciones, incluso puedes plantearte hacerlo en casa siguiendo recetas como estas: exfoliante facial casero.

También puedes optar por opciones más comerciales, pero siempre atendiendo a las necesidades de tu dermis. Esto será muy relevante, especialmente, en pieles sensibles ya que no siempre se puede hacer uso en ella de todos los cosméticos que nos gustaría.

Los geles exfoliantes (añadimos lo de gel, porque la mayoría suelen presentarse con esta textura), contienen partículas en su composición con la que se retiran las impurezas, siendo estos gránulos los que distinguen a este producto de un limpiador común.

Las pieles delicadas no siempre toleran este proceso, ya que aunque hayan cosméticos de este tipo, destinados a este tipo tez, finalmente acaban dañadas. Por este motivo, es importante elegir el producto en función de la compatibilidad con nuestra dermis.

En el caso de los tejidos sensibles funciona bastante bien realizar un peeling enzimático, ya que se trata de un proceso donde se incluyen encimas vegetales, extractos frutales, que eliminan las impurezas mediante agentes naturales.

Si quieres distinguir los tipos de peeling y las diferencias que contrastan, con los cosméticos exfoliantes, te recomendamos clicar rápidamente aquí: diferencia entre peeling y exfoliante

3. Insiste, en zonas conflictivas

En este contexto, la piel que enmarca nuestro rostro, como hemos comprado la mayoría en diferentes situaciones, no contiene las mismas propiedades.

Tu piel se puede encasillar en un tipo u otro, como hemos visto, pero hay zonas que van a “su bola” y que independientemente de cómo sea nuestra dermis, se rigen por sus propias normas.

Las dos principales áreas, por definición, son la zona del contorno de ojos y la piel que da forma al perímetro superior de nuestros labios, conocido popularmente como código de barras.

Las caracteriza su fina piel y su delicadeza. Pero, lo que queremos transmitirte realmente, es que en otras zonas del nuestro cutis, de igual modo, también se dan ciertas adversidades, como sucede en la zona T.

Es conocida como zona T, tres áreas concretas del rostro, como son: la frente, la nariz y la barbilla. En estos tres perímetros, es muy habitual que la grasa se acumule con una mayor intensidad.

Del mismo modo, también se acumulan más brillos, quedan bastante a la vista, los destellos que el exceso de grasa ocasiona.

Cuando estemos en plena acción, utilizando nuestro producto exfoliante, será recomendable insistir un poco más en este conjunto o zona T.

Insistir no significa realizar movimientos más bruscos, sino, simplemente que en esta zona dediquemos algo más de nuestro tiempo, exfoliando la piel unos minutos de más.

4. Humedece el rostro, antes de comenzar

Los preparativos, antes de comenzar con este tratamiento, casi que pueden llegar a contener la misma importancia que el proceso en sí mismo, ya que hay dos pasos previos esenciales tales como: que la piel esté limpia, es decir, ni se te ocurra aplicar un exfoliante maquillada/o y en segundo lugar, que esté húmeda.

Tanto el tema de la limpieza, como el paso previo de humedecer el cutis, son esenciales, insistimos, para que la cosa funcione y obtengamos grandes resultados.

Aunque, además de los resultados, que son importantes claro está, también estaremos ayudando a nuestra piel porque de este modo, estando húmeda, sufrirá menos las posibles irritaciones que este proceso conlleva.

Entonces, antes de extender el producto, será tan sencillo como utilizar un limpiador adecuado, por ejemplo, el que solamos utilizar cada día, será una buena opción y a continuación, empaparemos nuevamente el rostro, dejándolo completamente listo.

A nosotras nos parece muy cómodo exfoliar el rostro mientras estamos en la ducha, ya que así nos aseguramos que la piel está húmeda y no nos despistamos, saltándonos este paso previo.

5. Aplícalo, con suavidad

cómo aplicar exfoliante

Los pasos previos son relevantes, pero también lo es el momento en sí de poner sobre nuestro cutis el producto escogido, así que directamente pasos a describírtelos:

  • Tanto si nos hemos decidido por un cosmético que contiene gránulos más gruesos o más finos, dependiendo de nuestra dermis, lo debemos aplicar con mucha suavidad, manteniendo presente siempre que podemos causar daños en la piel.
  • Las primeras zonas que masajearemos serán las mejillas, la barbilla y la nariz.
  • Continuamos, evitando de la mejor forma que podamos, la zona del contorno de ojos, ya que hemos aprendido que se trata de un área que se rige por sus propias normas y tiene una piel demasiado fina.
  • Será el momento de aplicar el producto en la zona de la frente, recorriendo el restos de la piel del rostro de una forma descendente, siguiendo siempre el mismo sentido para lograr que lo apliquemos de una manera uniforme.
  • Una vez que hemos descendido, hasta la zona de la nariz, aquí dedicaremos esos minutillos de más que te comentábamos porque se trata de un área donde los puntos negros tienen bastante presencia. Sobre todo, en los laterales de la nariz. Recorre el puente nasal masajeando, hasta llegar a la punta de la nariz y los laterales.
  • Nos encontramos justo ahora en estos laterales de nuestra nariz, conocidos también como aletas; los repasaremos y volveremos de nuevo a las mejillas y bajaremos hasta la barbilla.
  • Al llegar a la barbilla, ya sabemos que también nos tocará insistir un poco más, ya que de nuevo, en esta zona suelen tener más protagonismo los granitos y los puntos negros. También es un área donde aparecer comedones; si no sabes qué son, mira este enlace: qué son y cómo eliminar los comedones.
  • Hay que continuar, hasta el cuello y el escote, que… ¡a nosotras siempre se nos olvida!. Además se trata de dos zonas donde suelen aparecer manchas, debido al los rayos del sol, así que nos ayudará a igualar el tono.
  • Terminaremos eliminando los excedentes con una cantidad generosa de agua tibia.

6. Añade hidratación a tu piel

En el último paso, nos preocuparemos por añadir hidratación y nutrición. Notarás que tras seguir los pasos anteriores, tu piel está más limpia pero a la vez también está algo enrojecida.

Se trata de algo normal, parte del proceso, pero debemos lograr rebajar estas rojeces con la ayuda de una crema hidratante que a su vez, contengan ingredientes suavizantes y calmantes.

Nuestro consejo: incluye cremas hidratantes que contengan principios activos en cantidades generosas y componentes más naturales, como por ejemplo: el gel de aloe vera, el silicio orgánico, el colágeno hidrolizado, el extracto de vitis vinifera, la adenosina o la glicerina.

Ahora sí que sí, podemos decir que…¡eres una experta/o y sabes bien cómo exfoliar la piel del rostro!.

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